En una de las conferencias con la Dra. María Eugenia Nordenflycht, a través de su discurso hace una reflexión de vida, sobre cómo actuamos en nuestro quehacer pedagógico y cómo somos modelos para el aprendizaje del liderazgo en nuestros estudiantes.
Una tarea compleja, más cuando se trata de ser modelos y de tener la coherencia entre nuestro pensar, decir y actuar, dentro y fuera del aula de clase, en un sociedad donde los valores cada día se desdibujan más porque están centrados en micro éticas, en metros cuadrados, donde cada quien actúa con sus valores, “a su manera”. Según Platón, “Todo acto pedagógico es un acto moral” ¿De qué manera estamos educando para los conflictos morales?
¿Cómo preparar a nuestros estudiantes para saber confrontar el dilema moral, saber comunicar de manera lucida y saber actuar?, es necesario que se le de sentido a los aprendizajes y se replantee si enseñamos para momentos o para la vida. Por lo tanto, no se trata de dar recetas o indicadores para superar un espacio profundo que identifica a cada persona, es necesario aprender a conocernos nosotros mismos, reconocer nuestros propios límites, saber autorregular nuestras emociones, para exponer lo que sentimos y las ganas de crecer.
Según, la Dra. Nordenflycht, “Una de las dificultades actuales, es que la banda estrecha esta en nuestra mente y la conciencia carece de orfandad. Es necesario reinventar una nueva Paideia y transformar como persona, saber escuchar, colocarse en el lugar del otro para movilizar, transformar e innovar en la vida”
Es importante enseñar para la libertad, una libertad que no se centra en el dejar hacer, sino en la responsabilidad. Todo acto tiene una responsabilidad y el grado de responsabilidad que tengamos de nuestros actos se mide nuestra libertad. Un dilema complejo en una sociedad cada vez más heterogénea e individual con poca homogeneidad intelectual.
Es necesario como educadores tener en cuenta los pilares para la educación, la comisión internacional de educación para el siglo XXI, dirigida por Jaques Delors, señala los siguientes como pilares primordiales: Aprender a aprender, aprender a conocer, aprender a ser, aprender a hacer y aprender a vivir con los demás. Permitiendo articular los procesos de la vida contemporánea. Según la Dra. Nordenflycht, “Un buen profesor no renuncia a buscar estrategias para desarrollar una educación integral y promover espacios de construcción”
Una tarea compleja, más cuando se trata de ser modelos y de tener la coherencia entre nuestro pensar, decir y actuar, dentro y fuera del aula de clase, en un sociedad donde los valores cada día se desdibujan más porque están centrados en micro éticas, en metros cuadrados, donde cada quien actúa con sus valores, “a su manera”. Según Platón, “Todo acto pedagógico es un acto moral” ¿De qué manera estamos educando para los conflictos morales?
¿Cómo preparar a nuestros estudiantes para saber confrontar el dilema moral, saber comunicar de manera lucida y saber actuar?, es necesario que se le de sentido a los aprendizajes y se replantee si enseñamos para momentos o para la vida. Por lo tanto, no se trata de dar recetas o indicadores para superar un espacio profundo que identifica a cada persona, es necesario aprender a conocernos nosotros mismos, reconocer nuestros propios límites, saber autorregular nuestras emociones, para exponer lo que sentimos y las ganas de crecer.
Según, la Dra. Nordenflycht, “Una de las dificultades actuales, es que la banda estrecha esta en nuestra mente y la conciencia carece de orfandad. Es necesario reinventar una nueva Paideia y transformar como persona, saber escuchar, colocarse en el lugar del otro para movilizar, transformar e innovar en la vida”
Es importante enseñar para la libertad, una libertad que no se centra en el dejar hacer, sino en la responsabilidad. Todo acto tiene una responsabilidad y el grado de responsabilidad que tengamos de nuestros actos se mide nuestra libertad. Un dilema complejo en una sociedad cada vez más heterogénea e individual con poca homogeneidad intelectual.
Es necesario como educadores tener en cuenta los pilares para la educación, la comisión internacional de educación para el siglo XXI, dirigida por Jaques Delors, señala los siguientes como pilares primordiales: Aprender a aprender, aprender a conocer, aprender a ser, aprender a hacer y aprender a vivir con los demás. Permitiendo articular los procesos de la vida contemporánea. Según la Dra. Nordenflycht, “Un buen profesor no renuncia a buscar estrategias para desarrollar una educación integral y promover espacios de construcción”
Finalizo con unas palabras del sociologo Zygmunt Bauman, "Se pasa de un mundo solido de seguridad y certeza a una sociedad de vida líquida, dificil de identificar, definida por la individualidad, incertidumbre y rutina". Una tarea bastante compleja como formadores y modelos de vida.
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